viernes, 3 de noviembre de 2017

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA


     
    Ni un te quiero. Ni un beso. Ni el cigarrillo de después. Cuando empezamos, estamos dale que te pego, hasta que los vecinos golpean la pared gritando: “¡Ya está bien!”. Entonces lo aparto, me doy media vuelta y a dormir, pensando que mañana no se me olvide cambiarle las pilas.

(microrrelato publicado en http://www.cincuentapalabras.com/ Octubre/17)










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