Sus gritos de clemencia llegaron cuando el rubor de sus mejillas comenzaba a desaparecer y su piel se teñía de amapola. Poco a poco se apagó el rielar de sus ojos y la luna iluminó su cuerpo frágil, roto, desnudo. Lo que empezó en una fiesta acabó así cuando él hizo oídos sordos a sus reiterados no, no, no…
(las palabras son: CLEMENCIA - AMAPOLA - RIELAR - LUNA - FIESTA)