lunes, 2 de abril de 2018

EL MÉTODO HELIO


  Soy el Presidente del TEEN (Tribunal de Eliminación de Elementos Nocivos). Sé que me eligieron para el puesto por mi seriedad y responsabilidad. 
  Cuando llegué al cargo, lo hice dispuesto a reformarlo y hacer que todo, digamos, fuese más divertido. Ya estaba cansado de las técnicas utilizadas para la eliminación de los “Elementos Nocivos”, ya que eran procedimientos bastante violentos. ¡Ah! ¿No les he dicho qué son estos Elementos? Pues son todos los seres humanos o personas que influyan negativamente en la sociedad con su actitud. Es decir, todo aquel individuo que piense, sonría, se realice; en general, todo elemento que se sienta feliz. Pero, si intenta ocultarlo, que tenga por seguro que nosotros lo detectaremos. 
  Como decía, estaba aburrido de ver técnicas como la horca, el fusilamiento, la cámara de gas, etc. Entonces se me ocurrió la brillante idea de matarlos de risa o, digamos, de una forma con un final más feliz. 
  Instituí “El Método Helio”, que consiste en administrar, al individuo o elemento pensante, gas helio hasta hincharlo como un globo y hacerlo volar en sus dos acepciones, volar y volar. Y con el valor añadido de que con esa voz de pito que se produce hace que el susodicho ría sin parar, sin poder evitarlo. 
  El procedimiento se puede realiza de tres formas, a saber: Una primera en la que el sujeto al ingerir la suficiente cantidad de gas se eleva y sale expulsado fuera de la atmósfera, iniciando un viaje al infinito. La segunda es por explosión, debido a que el elemento, tal vez por un exceso en la dosificación, revienta antes de alcanzar la altura adecuada para la expulsión estratosférica. Y la tercera, y menos deseada por quien les habla, es por asfixia, debido a que el helio sustituye a las moléculas de oxigeno en la sangre. Aunque, puedo asegurarles que, aun así, es una muerte dulce. Como ven, todos los procedimientos son muy higiénicos y divertidos. Solo deseamos que aquello que la persona no ha podido disfrutar en vida, lo haga en su paso definitivo al más allá, como si fuese su última voluntad. Muérase, pero contento. 
  Por cierto, debo dejarles. Acabo de recibir una carta certificada donde me comunican mi cese por exceso de celo en mi trabajo. La misiva viene acompañada por un paquete, elegantemente envuelto, y en cuyo interior se encuentra la correspondiente bombona de helio. 

(Relato presentado al concurso de Editorial Zenda #Cienciaficción


Fotografía: Mario Sánchez Nevado

2 comentarios:

  1. Muy imaginativo. La pena de muerte para ciertos elementos nocivos, con una carga de ironía y una imaginación prodigiosa

    Muy divertido. Mejor no abrir paquetes tras dejar ese trabajo. Un saludo

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    1. Muchas gracias por tu comentario. No abriré ningún paquete.
      Un abrazo.

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