miércoles, 4 de julio de 2018

SOLO VEINTICINCO PALABRAS


     El doctor realiza la autopsia a los cadáveres que le ha llevado Manuel. Mientras tanto, él permanece en un rincón de la sala. Sentado en el suelo intenta escribir una carta, pero casi no puede plasmar ni una letra. Sus manos se encuentran ateridas de frío, ya que apenas están cubiertas por unos zarrapastrosos guantes que le arrancó a un compañero, que por desgracia ya no los necesitará más. 
    Como cada mes, comienza la misiva de la misma manera: “María, te quiero. Estas letras y contemplar tu ajada fotografía son mi única compañía. Solo me mantiene con vida pensar que puedas leerme. Añoro ver balancearse tus pies sobre…”. Entonces, como siempre, detiene su escritura y empieza a contar palabras: “Una, dos, tres… veinticuatro y veinticinco.” Sabe que está prohibido excederse de esa cantidad si quiere que llegue a su destino.
   Cuando el médico termina de desmembrar los cuerpos y, mientras realiza las últimas anotaciones en su libreta, le dice a Manuel: “¡Imbécil! ¡Español de mierda! Recoge todo y deshazte de esta basura. Y cuando termines, al salir, cierra bien la puerta del pabellón. No soporto los sollozos, ni el olor a carne quemada de esos judíos.”

(Relato escrito para EstaNocheTeCuento-ENTC 5ª convocatoria de "Escribimos en Blanco y Negro")
(Relato inspirado en la fotografía de Benoit Courti)


Este relato está dedicado a los prisioneros republicanos españoles del campo de concentración Mauthausen.
Su título “SOLO VEINTICINCO PALABRAS” viene dado porque algunos supervivientes de dicho campo narraron que si escribían alguna carta esta no podía sobrepasar las 25 palabras si querían que fuese enviada.



Fotografía: Benoit Courti

2 comentarios:

  1. Durísimo post. Esos campos de exterminio son un lacra que no debemos olvidar, porque no se repita. Me ha gustado cómo has urdido no ya esa trama, sino el desarrollo del texto hasta hacernos llegar a la carta del español en el campo nazi.

    Muy bueno. Un abrazo

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario. Tienes razón, no debemos olvidar para que nunca vuelva a ocurrir.
      Besos.

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