En mitad de la noche, me despierto sobresaltada al escuchar golpear a la puerta de casa. Dudo que hacer. Mi primera intención es levantarme. Pero ¿quién puede ser a estas horas? No espero a nadie. Además, está todo cubierto por la nieve. Se vuelve a oír con más insistencia. Decido salir de la cama. El miedo y el frío se apoderan de mí al acercarme. Descorro la cadena y abro, al mirar por la mirilla y verla allí con su guadaña.
Fotografía de Sam Beasley en Unsplash
Esa visita llegará, un día. No hay otra posibilidad pero si llama a la puerta, en invierno, que la mujer salga por la ventana :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.