martes, 15 de octubre de 2019

LEALTAD

     Siempre he mantenido mi lealtad, pese a que en más de una ocasión he sido el blanco de su ira. Como aquel día que, persiguiendo una mariposa por el campo, me metí en un charco manchándome de barro. Cuando regresé a casa, además de recibir unos buenos azotes por ensuciar el suelo, me dejó el cuenco vacío de comida durante tres días. Menos mal que pude desenterrar del jardín algunos tesoros escondidos y así, logré sobrevivir. 
   Hoy su carácter se ha ennegrecido tanto como su visión. Su única compañía somos la oscuridad y yo, que sigo siendo su fiel perro guía. 


Relato presentado al concurso de Editorial Zenda #historiasdeanimales


1 comentario:

  1. Precioso post. Son ángeles, amén de ojos. Por los perros lazarillos, por su lealtad más allá de la vida.

    Un abrazo

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