Después del último viaje que le habían dado, acabó lleno de magulladuras. Se levantó del suelo del recreo y se sacudió las piedrecitas que llevaba clavadas por la piel. Aunque, le dolían más las que tenía incrustadas en el alma. Recogió la mochila de un charco y se subió a su habitación del albergue. Desde allí, oteó como, entre risotadas y aspavientos, los gorilas seguían burlándose de él. Sus padres siempre le decían: «Tienes que aprender a sufrir, para ser fuerte cuando seas mayor». Pero no aguantaba más. Entonces, abrió la ventana y grito: «¡Cobardes!». A continuación, en busca de su aventura final, se lanzó al vacío.
Las palabras son: VIAJE / MOCHILA / ALBERGUE / GORILAS / AVENTURA
Dios!! Me ha encantado, pero a la vez muy fuerte...
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras.
EliminarUn saludo.
Madre mía, a ese crío le están haciendo daño, queriendo hacerle bien. Impresionante texto
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarBesos.
Hola! Me encanto, lo voy compartir Javier
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Candelaria.
EliminarBesos.