domingo, 20 de septiembre de 2020

TÓCALA OTRA VEZ, SAM

     Cuando el inspector llegó al escenario del crimen, la forense y su equipo llevaban horas procesándolo todo. Observó a los pies de la víctima un martillo y preguntó: «¿Es esa el arma?»

     La forense contestó: «No. Pese al aspecto, no recibió ningún golpe. El cuerpo se encontraba desnudo y atado de pies y manos a esa silla. En la cabeza, tenía unos auriculares de gran tamaño sujetos con cinta americana, la misma con la que le habían tapado la boca. Fue un trabajo profesional. No encontramos huellas dactilares. El color amoratado del cadáver lo causó el estallido de los capilares, debido a un estrés nervioso prolongado y extremo. La muerte fue lenta, dolorosa. El asesino grabó una única canción, que sonaba en bucle a un volumen elevadísimo. Esa fue el arma asesina. Creemos que la tortura pudo durar unos tres días».

     El inspector interrogó: «¿Qué música puede causar eso? ¿Hardcore? ¿Trap? ¿Heavy metal

     —«No, inspector, algo más cruel. La víctima escuchó durante todo ese tiempo la ‘Macarena’, de Los del Río».


Relato escrito para EstaNocheTeCuento-2020 ContARTE - LA MÚSICA



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