Mi familia no me toma en serio. Para unos soy el garbanzo negro, otros me consideran un desgraciado y muchos se ríen de mí. Hoy, los he invitado a celebrar mi cumpleaños. Al terminar, algunos han salido corriendo, otros me insultaban y varios no dejaban de llorar. Todo debido a que luego, cuando todos habían acabado su pedazo de tarta, he tomado la palabra y he dicho: «Quiero explicaros la verdad. Ese sabor extraño de la tarta no es debido a que lleve almendras amargas».