Lo tenía muy claro, competía con todos y no iba a realizar ninguna consulta con sus colegas. Ya sabía cómo realizar la operación. Esta vez no quería fallar, se encerró, solo, frente a ella, entre las cuatro paredes de su despacho para concentrarse, no deseaba que en ese instante nada le perturbara. La cogió, la presionó con sus manos, visualizó cada movimiento, y con mucha precisión lanzó… la bola de papel dentro de la papelera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario