«Cuando acabes me toca a mí» —me dijo, soltando su fétido aliento en mi nuca. Pero esta noche, estaba yo primero y era mía. La tenía entre mis brazos e iba a disfrutar de ella hasta quedar satisfecho. Llevaba tiempo esperando este momento. La acaricié sintiendo cada parte de ella. Al instante, noté humedecerse mis dedos y con lujuria los introduje en mi boca, aumentando mi excitación. Al fin, gozaba de ella y había descubierto porqué era la más deseada de este lugar. Era tal mi obnubilación que, al terminar, olvidé lo que me había dicho y volví a meter la bolsa de basura en el contenedor.
jaja, qué bueno. ;.) Me tenías intrigada, oye
ResponderEliminarUn abrazo
¡¡Jejeje!!Me pasó lo mismo, no sabía por donde ibas a salir... Un beso
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Margarita.
EliminarBesos.