Mientras me vestía le volví a gritar: «¡Cariño levántate!». Pero, Ernesto ni se inmutó. Él confiaba en que lo despertaría. Le arranque la sábana y, ¡madre mía!, estaba como su madre lo trajo al mundo. Me entraron ganas de… pero se hacía tarde. Me acerqué y le susurré: «Vida mía, son casi las ocho y ya sabes que a esa hora sale mi marido del turno de noche». O reaccionaba o estaba completamente perdida.
Era obligatorio acabar con la frase: "... estaba completamente perdida."
Utilizar como máximo 75 palabras y escribirlo en 30 minutos.