Cuando aparecieron en mi despacho la señora Manuela y su nieta, nunca imaginé que su caso sería el más emocionante desde que empecé a ejercer como abogado medioambiental.
Me mostraron la fotografía de un solitario olivo, junto a una carretera. Me explicaron que lo habían intentado todo para salvarlo y que yo era su última esperanza. En unas semanas, comenzaban las obras de la autopista A-39, que acabarían con él. Les dije que sería difícil demostrar que era un ecosistema sostenible. Tampoco podía jugar la baza de la diversidad de flora. Era solo un olivo, ni siquiera centenario. Lo único probado era la degradación del paisaje. Les indiqué que necesitaba una razón de peso para poderlo proteger, y así, pleitear contra la mayor constructora del país. Con la emoción, la señora Manuela no podía hablar. Entonces, su nieta me dio la respuesta: «Bajo ese olivo está enterrado mi abuelo».
Palabras a utilizar: PROTEGER / SOSTENIBLE / ECOSISTEMA / DEGRADACIÓN / DIVERSIDAD
Fotografía de Don Fontijn en Unsplash
Sea o no verdad ese muerto en sus raíces, mejor alegato, imposible
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.
Lo que está claro es que tú tienes muchas bazas que escribir. Y que tus historias son sostenibles y emocionantes. No pares. Enhorabuena por todo ese trabajo que hay detrás de tus éxitos.
ResponderEliminarMargarita, muchísimas gracias por tus palabras, me emocionan.
EliminarBesos.
Que fuerza Javier. Una razón de peso. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Margarita.
EliminarBesos.