domingo, 7 de abril de 2019

EL EMIGRANTE

   Al final de la Guerra Civil, muchos valencianos tomaron el camino del exilio. Parten desde el puerto de Alicante, en el navío Stanbrook, con rumbo a Orán. En él ha embarcado Vicent, un adolescente de trece años, junto con su familia. No le pondremos apellido a nuestro protagonista. Piensen en cualquier valenciano, ya que esta historia quiere recordar a todos aquellos que partieron de esta tierra y que entre sus muchos recuerdos llevaban en su corazón al Valencia C.F. 
   Desde Orán, llegan a Francia creyendo que este será su destino definitivo. Nada más lejos de la realidad. Las circunstancias les hacen embarcarse nuevamente en mayo de 1939 en el Sinaia con destino a Veracruz (México). Allí, su presidente Lázaro Cárdenas y el pueblo mexicano reciben con los brazos abiertos a aquellos exiliados españoles que buscaban salvar sus vidas y, de paso, ver si aquella era la tierra prometida. 
   A Vicent y su familia les cuesta adaptarse al nuevo país, pero visitar la Casa Regional de Valencia en México es una mezcla de refugio y consuelo por pensar que no todo está perdido, que aun queda un reducto por compartir tantea memoria fallida. Celebraban las Fallas y hasta concursos literarios con el valenciano como lengua orgullosa. Pero, entre aquellas partidas de truc y chamelo, latía la ausencia de algo: el Valencia C.F. 
   En 1958, el régimen que gobernaba España aun rehusaba mantener contactos con los países que habían dado refugio a republicanos españoles. Y México era uno. Quizás el más emblemático. Así las cosas, eran demasiado fuertes los vínculos y la añoranza de los expatriados y desde el otro del océano el presidente Julio de Miguel, y otros dirigentes como Vicente Peris consiguen que el equipo realice una gira por México en el verano de 1963. 
   Vicent, nuestro protagonista, podrá ver a su Valencia por fin veinticinco años después de su destierro. En su debut, vence al América por dos goles y un hincha del América, colérico por el resultado de su equipo, conjuró a los cuervos negros del alma y cuando llegó a su casa se ahorcó. Malos presagios. El siguiente partido frente a los Pumas fue un empate y contra el Guadalajara caímos en la única derrota de la gira. Por fin, el Valencia juega en Veracruz, donde reside Vicent, y el mejor regalo de su vida fue una verdadera exhibición blanca y un vapuleo por 8-3. 
   Gustó tanto en México el juego de aquel Valencia que, tres años después, el gobierno mexicano invitó al club valenciano para la inauguración del magnífico y colosal estadio que se iba a construir en la capital. Se necesitaba un verdadero templo pues en 1968, México celebraría las Olimpiadas, y en 1970 el Mundial de Fútbol. 
   Y buscaban un nombre. Nada más popular que convocar un concurso en el que los aficionados del país hiciesen sus propuestas. El elegido fue el “Azteca”, nombre que sin duda hacía honor a los aguerridos habitantes de aquel imperio inmemorial. El ganador del concurso fue Antonio Vázquez Torres, de León, Guanajuato. Su premio: dos asientos de platea cuyo uso le fue concedido por 99 años. Todo un tesoro azteca. 
   Para la inauguración se organizó un torneo en el que participaron, además del Valencia, el Torino italiano y los clubes mexicanos del América, Atlante y Necaxa. En el partido inaugural del estadio Azteca se enfrentaron el América y el Torino. Fue un 29 de mayo de 1966. Y empataron. 
   Pero el Valencia jugó el 31 de mayo, dos días después, frente al Atlante y nuestros tres goles supusieron la primera victoria de un equipo en aquella catedral del fútbol. El 5 de junio, frente al Necaxa, ganamos, aunque el bueno de Pesudo encajó el primer gol de la historia de un futbolista mexicano en el Azteca. Records para recordar. 
   Por ello, en cada ocasión que un español visitaba esa ciudad acronímica, ese D.F. furtivo, la resistencia de Vicent a asumir que Valencia no era ya más que un sueño de infancia, un escenario donde los obuses buscaron triturar sueños, mostraba ufano la placa en la fachada norte del estadio Azteca que recordaba los nombres de los equipos participantes en aquel torneo inaugural. 

Relato escrito para el libro "LOS RELATOS DEL CENTENARIO" publicado por la Editorial VINATEA, con motivo del centenario del VALENCIA C.F. 



2 comentarios:

  1. Qué recital de historia nos has dado. Impresionante, porque ese Vicent puede ser muy real. Qué destino, verdad?, salir de España mocito, ir a Orán y de ahí a Veracruz para integrar la legión de exiliados, tan añorados de su patria

    Precioso homenaje a es club de fútbol. Un abrazo

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario.
      Sí, muchos españoles por desgracia tuvieron que exiliarse.
      Besos.

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