Cuando escucha la música de Strauss, Wagner o Brahms, siente un intenso dolor en su corazón. Hace tiempo que no empuña una batuta. Incluso, siente por ella, más que cariño, un rechazo total. Sus ganas de vivir y su sentido del humor están olvidados en lo más profundo de sus sentimientos. Esa actitud no se bebe a que, ahora, sus manos se muevan a un ritmo que él no puede dirigir. Al oír esas piezas musicales, la tristeza que lo envuelve está motivada porque no puede olvidar los años que permaneció en aquel campo de concentración, donde dejó enterrada su vida.
Las palabras son: MÚSICA / BATUTA / CARIÑO / HUMOR / ACTITUD
Jopé, qué fuerte. Había orquestas en algunos campos de concentración, es verdad. Qué de vidas tocadas y hundidas, qué pena de algunos recuerdos que no se les pueden borrar.
ResponderEliminarUn abrazo, director de orquesta.
Muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarSí, tienes razón, había orquestas en los campos de concentración, y mi protagonista era justamente el director de una de ellas. Esta claro que por obligación.
Besos.