Se reincorporó al trabajo, renunciando a varios días de permiso por fallecimiento de un familiar. Quería progresar y no le gustaría que alguien ocupase su lugar y realizase su tarea. Al llegar a la oficina, le extrañó la actitud de sus compañeros. Ni un abrazo ni un lo siento. Luego, encontró su mesa vacía. Total, habían sido solo dos días. Salió al pasillo y, al pasar junto al tablón de anuncios, vio su fotografía con una nota al pie que decía: «Su funeral será mañana a las cinco».
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domingo, 28 de noviembre de 2021
domingo, 21 de noviembre de 2021
FAHRENHEIT 4, 3, 2, 1… 0
Había sido un día de mucho trabajo en la oficina. De regreso a casa, solo pensaba en ella, sabía que le estaría esperando. Al entrar comenzó a llamarla. Ella permanecía en silencio. Así se creaba cierta tensión sexual. Al fin, la encontró en el dormitorio sobre la cama. Él se descalzó con rapidez. Lanzó la chaqueta al suelo, se quitó la corbata y se desabotonó con ímpetu la camisa, arrancando algunos de ellos. De forma presurosa, se deshizo de los pantalones y el bóxer. Desnudo, se tumbó junto a ella y la tomó entre sus brazos. Comenzó a desabrocharle con lentitud la blusa transparente. A continuación, le bajó la cremallera de la falda que se deslizó por sus piernas. Luego, poco a poco, le quitó el sujetador y fue besando sus pechos conforme quedaban al descubierto. Cuando, con la boca, le iba a despojar de esas braguitas rojas tan provocativas que llevaba, sonó su móvil. Era su jefe. La conversación acabó con un: «Voy enseguida». Al colgar, toda la lujuria entre ellos se había apagado. Ella lo miraba fijamente, como suplicándole que se quedase. Él la abrazó con fuerza, al tiempo que le abría la válvula de seguridad para que saliese todo el aire de su interior.
sábado, 13 de noviembre de 2021
TARDE DE TORMENTA
Aquel sonido seco se confundió con el último trueno de la tormenta. El aroma a tierra mojada impregnaba el ambiente. El viento empujaba las cortinas contra su rostro, en un vaivén continuo. Él permanecía en su sillón, junto al balcón, sin mostrar el menor gesto. Su mirada perdida se apagaba lentamente como la luz del día en el horizonte. Solo aquella mancha roja en su camisa, que aumentaba poco a poco de tamaño, rompía el tono gris de la tarde. A sus pies, con el chupete en la boca, su hijo jugueteaba entre sus manos con la pistola, todavía humeante.
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