Voy a tener que dejar de comprar en la tienda del Mariano. Creo que se ha hecho mayor. Ya no trae buen producto y, además, últimamente me engaña. Comprendo que el género más suave y turgente se lo guarde para la Julia, que es más joven. Puedo entender que el día que tenía oferta de orejas, por ese precio y siendo de sordo, había que aguantarse. Pero me está cabreando que, siempre que pido cabelleras rubias, me diga que se le acaban de terminar, que las pelirrojas están muy solicitadas también. Pero lo de hoy, no tiene nombre. Que intente convencerme de que es como llevar un ojo de cada color. Que eso es la última moda y me quiera vender uno blanco y otro negro. Por eso, sí que no paso. Prefiero seguir sin brazos una semana más.
Relato escrito a partir de la fotografía de Tyurin Andrey
Una preciosa locura de confección a medida-
ResponderEliminarUn abrazo