Sigo sin saber por donde entran, pero, esta mañana, la casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Las arañas hace meses que ocupan todos los rincones. La carcoma perdura en el comedor, ahora ha empezado a desmenuzar las piezas de ajedrez. Los piojos continúan cobijados entre la maraña de mi pelo. Las moscas hace tiempo que eclosionaron de aquellos huevecillos blancos que aparecieron sobre el vientre henchido de María. Ya no me quedan restos de los niños. Logro sobrevivir gracias a los chinches que parasitan mis piernas.
Hoy he vuelto a asomarme por el pequeño tragaluz del sótano y, como las primeras semanas después de la explosión, solo contemplo a cientos de cucarachas y el silencio de la soledad.
Relato escrito para el concurso Microrrelatos de Terror de MICROCUENTO.ES
Fotografía de Gregory Crewdson
Dios, qué texto tan inquietante. Magnífico fin de los tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.