Exactamente lo mismo que decía cuando estaba viva. Eso es lo que he puesto en el epitafio de mi madre. Como las hermanas no acordábamos nada, he decidido que la inscripción haga referencia al negocio familiar. Seguro que mamá estaría muy orgullosa. Ella que murió al pie del cañón, nunca mejor dicho.
Mi hermana mayor, la Pepi, me ha llamado hoy muy alterada. Diciéndome que cómo se me ha ocurrido poner en la lápida de mamá eso de: «francés cincuenta, completo cien, cariño». Que, al menos, debía haber puesto los precios algo más elevados, ya que, desde que se han enterado las de la competencia la miran mal.
Es el último microrrelato enviado ya que desde el pasado 26 de noviembre la página web microcuento.es ha cerrado.
Tabús. Pero ahí está. Felicidades por el relato.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Margarita, besos.
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