Roto, como todo en su vida, guarda en su armario el vestido que le quitó a su hermana y que papá le arrancó cuando se lo vio puesto mirándose frente al espejo. Allí esconde sus recuerdos, sus secretos, sus primeras citas clandestinas y sus sueños de mujer. Lo cierra con llave y la oculta, para que nadie vea, para que nadie encuentre.
Mientras acaba de ajustarse la silicona bajo el sujetador, piensa que hoy, de nuevo, deberá aguantar las burlas cuando, calzada sobre sus tacones, se acerque al mostrador al escuchar en boca del funcionario de turno su nombre, Javier...
Javier, precioso relato sobre las personas que viven encerradas en un cuerpo con un sexo que no les corresponde y luchan por salir.
ResponderEliminarEnhorabuena por ser finalista en Wonderland. Muy merecido.
Besets al collet.
Gracias, Pilar, porvtu visita.
EliminarTirnes razón cuanta gente vive encerrada en un cuerpo que no corresponde al sexo que su cerebro siente.
Muy feliz de haber sido finalista en Wonderland.
Muchas gracias.
Besets al collet.
Enhorabuena, ¡me ha encantado tu relato!. Me encantaría que te pasaras por mi blog y leyeras lo que escribo. Un beso enorme.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita, Mario.
EliminarUn abrazo
Tanta gente que sufre por la intolerancia, bello relato enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita, Mar.
EliminarBesos.