domingo, 6 de agosto de 2017

CUERPOS


No importan sus miradas, ni a dónde miran. Ellas prefieren no ver.
No importan sus rostros, ni si por ellos se deslizan sus lágrimas. Solo importan sus bocas.
No importan sus sentimientos, ni lo que sienten. Ellas llevan marcado el sabor del asco y la náusea
No importan sus mentes. Solo sus cuerpos.
Mientras permanecen en la penumbra de está habitación a duras penas pueden respirar, pero respiran.
Verdaderamente les falta el aire cuando de repente escuchan el sonido del cerrojo al abrirse la puerta y a esa voz hiriente decir: “Niñas al salón”. 


Fotografía: Pedro Riverol Sicilia








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