Las hijas de Dª. Remedios aparecieron en el tanatorio y se abalanzaron sobre su ataúd cerrado. Como plañideras llenaron de gemidos y sollozos la sala hasta el amanecer intentando ocultar los años de olvido.
Antes de verme aplastada como una cucaracha ya había obtenido mi premio. Era la justa recompensa a tanto tiempo de cuidar de ella sufriendo su desprecio.
Siempre me gustó su sortija, de la cual no se separaba nunca. Durante su enfermedad, debido la inflamación de sus manos, fue imposible quitársela. Ahora, al fin, su tesoro era mío. Permanecía guardado en mi bolsillo, junto con su dedo anular.
Las palabras son: AMANECER / CUCARACHA / PREMIO / SORTIJA / TESORO
Esa madre parecía madrastra de las malas. Esa hija tiene un premio un tanto truculento ;.), pero seguramente merecido.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.
Me impactó,un relato cruel , pero muy cercano a la realidad!
ResponderEliminarBuenísimo!!