Eran demasiados meses de sufrimiento. Al final conseguí lo que ella tanto deseaba. Todo fue cuestión de perseverancia. Gracias a desabrochar algún botón de más de mi blusa, había logrado cierta empatía con el enfermero de guardia de esa noche. Él haría oídos sordos el tiempo suficiente.
Cuando vi que la luz del monitor dejó de oscilar, supe que todo había terminado. Volví a colocarle la mascarilla de oxígeno y la abracé. Por fin, mamá regresaría a donde llevaba tiempo suplicándome, a su hogar dulce hogar.
Las palabras son: PERSEVERANCIA / EMPATÍA / LUZ / OXÍGENO / HOGAR
Un microrrelato con un trasfondo desgarrador. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Rebeca por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Muy buena manera de amar. Un amadre siempre merece un poco de oxígeno más. Sobre todo si el enfermero de noche nos gusta
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.