Desde que te conocí, no pude evitar sentir una gran atracción por ti. Pero no me atrevía a dar el primer paso, debido a nuestra diferencia de edad. Tú, a punto de cumplir los treinta y yo, un veinteañero sin experiencia. A mí me gustaba juguetear en las distancias cortas, pero tú me imponías respeto. Pese a las dificultades, no deje de observarte para conocerte. Sabía que estábamos hechos el uno para el otro. Que, en algún momento, nuestros caminos se cruzarían.
Ha pasado el tiempo, ahora tengo la preparación necesaria para ir a tu encuentro. No me dan miedo tus treinta y seis años. Hoy, he decidido que nos veamos cara a cara. No buscaré excusas. Lo importante es disfrutar sin importarnos el tiempo. En el instante que encaro el Paseo de San Antonio, y te veo ahí, sé que ha valido la pena correr la San Silvestre Salmantina.
Fotografía de Bruno Nascimento en https://unsplash.com/
Un final de carrera más que atrayente.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarBesos