Cada tarde, una triste nostalgia se apodera de mí cuando cruzo las puertas del parque. Me adentro en sus jardines y es como penetrar en una pesadilla. Siento una opresión, un ahogo. Pero, necesito ir, ver cómo los nenúfares van cubriendo poco a poco la superficie del estanque. Mientras me acerco, recuerdo la última vez que fuimos juntos. Aún retumba en mi cabeza tu risa burlona mientras me decías: «Puta, no te atreverás». Llego allí, me aproximo a la orilla, miro fijamente el fondo del agua y, por si me escuchas, grito: «¡Ves, imbécil, lo hice!».
Esta semana el relato se basa en una fotografía de Ben Zank
Muy bueno. Al final si nos provocan...
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarBesos