«Espejito, espejito ¿quién es la más guapa?», se preguntaba Blanca cada noche frente al espejo, su respuesta siempre igual: «tú no, gorda». El ritual era vomitar, subirse a la báscula y mirarse al espejo. Su piel mostraba sus huesos, pero ella como en una atracción de feria se veía gorda.
Estaba contenta, engañando a su madrastra logró pasar el día con solo una manzana, había rebasado la marca roja que tenía dibujada sobre la báscula, menos de 40, haría felices al grupo de Facebook.
Se encontraba cansada, se acostó, se durmió… A ella, por desgracia, ya no la despertaría ningún príncipe.
Microrrelato finalista del concurso del programa Wonderland/RNE4 27/05/16
Muy reflexivo e intenso Javier me encantó su lectura, abrazos
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras y tu visita, Mo.
EliminarUn beso.