lunes, 8 de enero de 2018

OBSESIÓN



   Cada tarde, desde hace casi seis meses, le vuelve a pedir que le empuje. Pero no puede más, es siempre igual. Sabe que hasta que no la vea marchar no parará.
   Marta se acerca al banco. Se cuelga su bolso al hombro, con una mano coge la mochila que contiene un bocadillo que tirará de nuevo en la papelera que está cerca de la salida del parque, con la otra, el triciclo. Se da media vuelta y, sola, toma el camino de regreso a casa. A su espalda queda, balanceándose cada vez con más fuerza, el solitario y vacío columpio.

(Mención en el V Concurso de Microrrelatos Realidad Ilusoria del blog  de Miguel Ángel Page




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