Otro sábado, lo único diferente son los villancicos que suenan de fondo. Ella está como siempre, con su mirada perdida y repitiendo lo mismo: “Estuve en París vestida de novia con él”.
Me siento a su lado, cojo sus manos y le cuento cosas de la vida normal. Intento rescatarla de su mundo. Pero su mente es como un trineo deslizándose a toda velocidad hacia el olvido. De repente me mira, sonríe, parece que ha vuelto. Le pregunto: Mamá ¿sabes quién soy?
—Sí, mi padre.
Solo puedo besarla y, contemplando la sonrisa de su mirada, seguir soñando con su regreso.
(Relato FINALISTA en el programa Wonderland - RNE4 del 27-01-18)
Javier, me siento muy feliz porque tu relato haya sido elegido finalista en Wonderland junto al mío.
ResponderEliminarUn relato maravilloso, lleno de ternura y de amor por una madre que está perdida en el olvido.
Enhorabuena por escribir un relato precioso que ha logrado emocionarme y recordarme a una persona muy querida.
Besets al collet.
Pilar, muchas gracias por tu comentario. Yo también estoy muy feliz por compartir contigo ser finalista en Wonderland.
EliminarBesets al collet, muchos.