domingo, 18 de noviembre de 2018

QUIERO ESA

    Era el restaurante de moda y pese a tener hecha la reserva con meses de antelación casi llegamos tarde. Al entrar, nos recibió el jefe de sala. Nos acompañó hasta un acuario y nos proporcionó una polaroid. Explicó que, cuando tuviésemos claro cual nos gustaba, tomásemos una instantánea y se la entregásemos. Así lo hicimos y nos dirigimos a nuestra mesa. Pasados unos instantes, llegó el momento tan esperado de probar aquel exquisito bocado cocinado por tan afamado chef. 
   Al solicitar la cuenta, preguntamos si sería posible llevarnos las sobras. No nos pusieron inconveniente alguno. Al marchar, nos entregaron un recipiente de plástico que contenía el delicioso manjar. Pegada sobre la tapa estaba la fotografía de la joven que nos habíamos cenado.



*Relato escrito a partir de la fotografía "Underwater" de Theo Gosselin.


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