Nunca podré olvidar las palabras que me decía sor Úrsula en el internado, cuando el padre Germán me llamaba a su despacho: Que debería sentirme contenta y feliz por ser una de las elegidas, que fuese gentil y, sobre todo, que no dejase de sonreír.
Entraba allí, cerraba la puerta y tras aquel opaco cristal, D. Germán me repetía siempre la misma letanía: Que era maravillosa y que aquello era por mi bien. Entonces, se ponía a rezar golpeándose el pecho con una mano mientras introducía la otra bajo mi uniforme y comenzaba a manosear mi piel.
Las palabras son: CONTENTA / FELIZ / GENTIL / SONREÍR / MARAVILLOSA
Inquietante. Repulsiva la pederastia siempre. Aunque sus manos estuvieran al otro lado del cristal, la escena produce profundo asco. Demasiadas veces ha sido así, o parecidas, los tocamientos en los seminarios y colegios internados. Hay que conceder que no prescriban esos delitos, porque el niño tarda años en entender qué pasaba y más años en verbalizar y acusar.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias por tu comentario, tienes toda la razón.
EliminarBesos.