Todo
parecía señalar que con estás cinco palabras nos encaminábamos hacia un relato
navideño, con su estrella y todo.
Incluso
al leer rojo todo podría teñirse de
papel regalo, de adornos, guirnaldas y luces de colores.
Pero
mi alma de niño ya no está, se
perdió por el camino, junto a las personas que quedaron atrás, nada es igual, y
al llegar estas fechas busco refugio más allá, deseando que el calendario
marque 7 de enero ya.
Pensaréis
que a nadie le amarga un dulce, pero
ha habido tantos dulces amargos en mi navidad,
que ya no quiero más.
(quiero aclarar que me gusta la navidad, y como he dicho al comenzar este relato ficticio, las cinco palabras que nos proponían esta semana nos llevaban a escribir un relato navideño, pero me gusta jugar con las palabras, y por eso este relato y su título)
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