viernes, 7 de julio de 2017

RELEYENDO A MONTERROSO


   Era la primera vez que realizaba un vuelo transoceánico. Me aconsejaron dormir para paliar el jet lag. Antes de subir al avión, tomé varios güisquis, acompañados de somníferos. Aquel cóctel estaba causando efecto. Le solicité a la azafata una almohada, cogí un libro de mi mochila y me puse a leer.

   La aeronave era un maremágnum. El pasaje, la torre de Babel. Por los auriculares escuchaba algo relacionado con un asteroide y las pantallas mostraban imágenes de un dinosaurio. En el hilo musical sonaba el “Pizzicato-Polka” de los Strauss. Caí en un gran sopor.

   Entre la bruma de los sueños, comencé a escuchar: ¡Mayday! ¡Mayday! El estómago se me iba a salir por la boca. Parecía subido en una montaña rusa. Algo me golpeó en la cabeza. Luego un impacto, como cuando te tiras de un trampolín. Un silencio hueco… La oscuridad…

   Y al despertar, el dinosaurio todavía estaba allí.

(Relato escrito para estanochetecuento.com Julio/Agosto-2017)



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