Mamá nos dijo: “Esperar aquí fuera y vigilar.” Después entró en el cobertizo del jardín y cerró la puerta.
Cuando vimos aparecer a papá, el miedo nos paralizó. Irrumpió en la caseta. Entonces cesaron los gemidos. Comenzaron los gritos, los disparos… el silencio.
La verdad, nosotras no quisimos evitarlo. Estábamos cansadas de guardar aquel secreto y de compartir al jardinero con mamá.
Fotografía: Hellen van Meene
Caramba con el jardinero. Y con las mujeres, niñas y adulta. Al experto en plantas y flores se le acabaron los días de placer.
ResponderEliminarUn micro fuerte y contundente. Y la foro que lo acompaña, perfecta.
Un abrazo.
Josep, muchas gracias por tu comentario. La actividad del #viernescreativo consiste en eso, te dan una fotografía y tienes que escribir una historia.
EliminarUn abrazo.
Puff... Quizá el jardinero debió no tentar la suerte en harén ajeno. Estupendo micro. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, David. Más le hubiese valido no plantar en jardín ajeno.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno Javier, dejas sin palabras.
ResponderEliminarNo sabría decir quién es peor.
Un abrazo.
Irene, muchas gracias por tu comentario. Sí, difícil elección.
EliminarUn abrazo