La vida con los abuelos era un agujero negro impregnado de rancio. En mi habitación, sobre una carcomida cómoda, estaba aquella zarigüeya disecada con ojos de cristal. Al apagarme la luz, la abuela decía que aquel bicho era mi amiga, que vigilaba mis sueños, ya que, por su medicación, ella se dormía profundamente. La verdad es que me hacía compañía mientras esperaba la llegada del último tranvía, que traía al abuelo. Entonces, mirando aquellas pupilas que brillaban en la oscuridad, comenzaba a contar. Si pasados cinco minutos no escuchaba nada, el alcohol lo había tumbado en el rellano. Pero si oía la llave, sabía que, tras veinte pasos tambaleantes, entraría en mi habitación y comenzaría mi verdadera pesadilla…
Las palabras son: AGUJERO / ZARIGÜEYA / LUZ / AMIGA / TRANVÍA
Uff, qué buen sistema de detección del estado del abuelo :-)
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde
Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.
Tremendo... muy duro.
ResponderEliminarMuy bueno, Javier.👏🏼
Muchas gracias por tu comentario, Galilea.
EliminarBesos.