miércoles, 18 de noviembre de 2020

VECINOS

     Desde que nos trasladamos aquí, nuestra vida ha cambiado. Mamá no canta mientras hace las tareas de casa. Papá ya no toca el violín. Nosotros ocupamos nuestro tiempo en leer y escribir, ya que, pese a todo, nos dicen que no dejemos de estudiar. Jugar es un verbo que solo lo conjugamos en silencio. Nuestra única alegría es despertar cada día y sentir que estamos vivos. En este sótano, el miedo nos suele paralizar cada vez que oímos llamar a la puerta de nuestros vecinos y ellos responden: «¡Heil Hitler!»


Finalista en el VI Concurso de Microrrelatos-2020 de la Biblioteca Pública de Godella (Valencia)


Fotografía de Christian Stahl en Unsplash

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