Para implorarle que vuelva a casa y después de pensarlo un buen rato, decidió llamarle por teléfono. Sabía lo que le iba a contestar “eres una inútil, no sirves para nada, siempre estamos igual”. Tal vez si en esta ocasión pusiese su voz más sensual accedería a venir sin refunfuñar.
Por fin marcó, esperó, y cuando él descolgó solo le escuchó proferir de forma áspera bajo un ruido tumultuoso:
-“¡Ladrón, era fuera de juego!”.
Ella dulcemente le dijo:
-“Cielo, cariño, por casualidad no habrá acabado el partido ya, es que hace mucho frío y he vuelto, otra vez, a dejarme las llaves dentro de casa”.
(relato escrito para Relatos en Cadena - Cadena SER - 3ª semana Enero)
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