No trabajo para vivir, vivo para trabajar, dudo si debo dormir o despertar, si tengo que ir o volver, lo cierto es que no sé ni donde estoy, simplemente voy como un sonámbulo por la vida, así me va. Un día me acuesto con la vecina del quinto, y otro desayuno con la del tercero, los hijos de la del sexto me llaman papá y los míos me escriben cartas como si fuese un rey mago. ¡Ah! y mi mujer, pues ella se marchó con el marido de la del cuarto, que no trabaja, y ese, sí que sabe vivir bien.
Fotografía: Erik Johansson
Muy bueno, Javier. Y el título, perfecto.
ResponderEliminarAbracicos.
Muchas gracias por tu visita, Patricia.
EliminarMe alegro que te guste.
Besos.