Aquella afamada pareja de escritores solamente vivía para sus letras. El hastío fue cubriendo poco a poco su relación con un velo de indiferencia. Solo se comunicaban mediante títulos de libros.
Cada atardecer coincidían en su sala de lectura. Mientras permanecían allí, únicamente el susurro de las páginas al pasar cortaba el muro de silencio que los separaba. Entonces alzaban sus ojos y por un instante cruzaban sus miradas.
En su última conversación eligieron la misma autora, la escritora de novelas románticas Megan Maxwell. Él le envió “Te esperaré toda mi vida”, entonces ella decidió contestarle con la novela “Ni lo sueñes”.
Jamás volvieron a verlos juntos de nuevo.
Fotografía: Rob Gonsalves
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