Otro sábado, lo único diferente a los demás son los villancicos que suenan de fondo. Ella está como siempre con su mirada perdida y repitiendo la misma canción: “Estuve en París vestida de novia con él”. Me siento a su lado, cojo sus manos y le cuento cosas de la vida normal. Intento rescatarla de su mundo. Pero su mente es como un trineo deslizándose a toda velocidad hacia el olvido. De repente me mira, sonríe, parece que ha vuelto. Le pregunto: Mamá ¿sabes quién soy?
—Sí, mi madre.
Solo puedo besarla y, contemplando la sonrisa de su mirada, seguir soñando con su regreso.
(las palabras son: villancicos - París - novia - cuento - trineo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario