Pese a la aparatosa caída de la señora Mercedes, todo quedó en una herida leve. Los álamos que hay bajo su ventana evitaron males mayores. La dirección de la residencia se reunió para tratar su problema de sonambulismo. Debido a su delicada salud no la podían medicar. Y por ley, ni atar, ni poner rejas en la ventana. Optaron por una medida drástica, que acabaría con el problema, talar los árboles de debajo de la ventana.
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Muy bien hallado el relato. Ahora, sin árboles, la pobre Mercedes será sonámbula igual, y quién sabe si podrá volar.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias por tu comentario.
EliminarEso espero, que tenga alas, ya que sino su final puede ser otro.
Un saludo.
Qué bueno, me ha encantado tu relato y tenía que pasar a decírtelo. A mí me has sacado una media sonrisa a la vez que he sentido penita por la pobre Mercedes la próxima vez que sonámbula se levante.
ResponderEliminarSaludos.
Muchísimas gracias por tu comentario y por seguirme en el blog.
EliminarUn abrazo.