domingo, 10 de junio de 2018

PRIME TIME


    Cuando el comisario llegó a la escena del crimen, todo estaba tal y como lo habían encontrado. La habitación apenas estaba iluminada por la luz de la pantalla del televisor que permanecía encendido. Se aproximó a la inspectora y le preguntó:

   —¿Qué tenemos?

   —Varón de unos cuarenta años. Sin heridas superficiales. Hora de la muerte: entre las diez y las doce de esta noche. A falta de análisis posteriores, la causa parece ser por sobredosis.

   —¿Y esas zapatillas qué hay sobre la alfombra?

   —Son de la víctima. Estaría descalzo, tumbado sobre el sofá. Intentó ponérselas para huir, pero no pudo.

   —¿Qué es eso que tiene junto a su mano y que casi toca con las yemas de los dedos?

   —El mando a distancia. Debió de querer utilizarlo para defenderse. Pero su asesina fue más rápida. No le dio tiempo a pulsar el botón de off para apagar la televisión.

   
   De fondo se escuchaba la sintonía del enésimo programa de telerrealidad… 


Fotografía: Dirce Hernández

2 comentarios:

  1. Buena forma de evadirse de los programas del corazón. Pelín radical, eso sí :-)

    Buen relato para el texto de bic naranja. Un abrazo

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