—Prefiero las ratas de alcantarilla, tienen el rabo más largo y así les puedes atar una piedra para que caigan mejor.
—Es verdad. No son como los gatos que, además de no parar de maullar, siempre caen de pie.
—Sí, aunque los pongamos dentro de un saco o les saquemos los ojos.
—Mamá está un poco mosca, ya que los vecinos le han contado que los niños, que lanzan a los coches cosas desde la pasarela, somos nosotros.
En ese instante, sienten una sacudida y se ríen. El monstruo, que habita bajo sus camas, tiembla de miedo.
10 Relato escrito para microcuento.es en su sección microcuento.es/cuentos-cortos/ para el mes de Septiembre/18)
Fotografía: Ole Marius Joergensen
A veces los niños son terribles. Con tu microcuento queda claro que no siempre son tan inocentes como deberían serlo a su edad. ¡Me ha gustado mucho! Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Rebeca.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno. Esos niños de travesuras bien monstruosas, creo que es lógico que bajo sus camas guarden monstruos
ResponderEliminarPerfecto post. Un abrazo
Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.
Muchas gracias por tu comentario, Julio David.
ResponderEliminarUn abrazo.