El zumbido de los aspersores que regaban el césped enmudecía bajo el murmullo de aquella habitación. A golpes de miradas, ella había pedido a su madre que le pusiese algo de rímel en cada pestaña. La ocasión lo merecía.
A su padre le suplicó que la ayudase a fumarse un último cigarrillo y que, por favor, lo encendiese con una cerilla. Dadas las circunstancias no le iban a decir nada.
Había llegado la hora de su libertad. Aunque el brillo de sus ojos parecía indicar otra cosa, cuando vio acercarse al doctor sonrió. A continuación, procedió a su desconexión. Desde ese instante, en aquella habitación solo se escuchó el zumbido de los aspersores que regaban el césped.
Las palabras son: CÉSPED / PESTAÑA / CERILLA / LIBERTAD / BRILLO
Fotografía de Fernanda Marin en Unsplash.
Increíble, qué dominio, por favor. Esas pestañas, tan difíciles de encajar entrando como un guante en este texto encantador. Con el sonido de los aspersorio de telón, es pura magia visual
ResponderEliminarUn abrazo y chapeau, Javier
Muchísimas gracias por tu bello comentario.
EliminarBesos.
Hermoso a pesar del dolor que encierra. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesocos muchos.
Muchísimas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.
Muchas gracias por tu comentario, Julio David.
ResponderEliminarUn abrazo.