Sufriendo lo indecible por amor, le carcomían los celos. Cuando papá murió, mamá se vio obligada a trabajar. Desde entonces, él debía cuidar del odioso nene al volver del colegio. Cada día, a través del ventanal, observaba con rabia cómo sus amigos apuraban la luz del sol jugando alrededor del faro. Mamá le había prohibido acercarse allí.
La tarde que su madre lo encontró regresando solo por el camino del acantilado, y ante la insistencia de saber dónde estaba el pequeño, él, con la mirada perdida y esbozando una sonrisa, le dijo: «El nene quería ser como una gaviota y le he enseñado a volar».
Fotografía de Paulo Resende en Unsplash
Jopé, eso de ser hermano mayor tiene desventajas, pero aquí consintió al pequeño en exceso :-)
ResponderEliminarMuy bueno, como siempre. Un abrazo
Muchas gracias por tus palabras.
EliminarBesos.
Volar...
ResponderEliminarQue esta muy sobrevalorado para lo caro que sale.
Gabilan.
Saludos. Un disfrute
Muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.