Aquella mañana, ataviada con aquel vestido ámbar se veía genial frente al espejo. Incluso, disimulaba su delgadez. Así evitaría preguntas incomodas. Ocurría igual con su cabello. Desde que comenzó todo, ya no le preocupaba el estado de sus puntas ni el tono de su raíz. Con aquellas pelucas ocultaba las heridas de la batalla, aunque, las del alma eran más difíciles de cerrar. Durante todo este tiempo, había aprendido que no valía la pena desesperarse. Ya que era como lanzar un grito en medio del océano. El desaliento no podía ser su forma de vivir. Más aún, sabiendo que ese verbo, vivir, solo lo podría conjugar seis meses más.
Las palabras son: ÁMBAR / ESPEJO / RAÍZ / GRITO / OCÉANO
Durísimo, muy duro, pero un post muy bueno, como suele ser la tónica de tus micros
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz semana
Muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarBesos.
El juego de la vida y el irse...
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Margarita.
EliminarBesos.