Lenta y silenciosamente, como una sombra oscura y fantasmal, está aquí de nuevo, con ella llegan las náuseas, la angustia. Y con la noche, el llorar bajo las sábanas, con sólo un sueño, no ver amanecer, con sólo una pesadilla, despertar.
La desalentadora luz de la mañana me trae la desazón, el sudor frío. Ir al trabajo, entrar, dar los buenos días y el silencio, la única respuesta. Estar, no ser visto, sentirte transparente, invisible, ignorado, olvidado, ninguneado. Creerte basura o incluso ni eso, ser la nada más absoluta.
Mirar la ventana, el vacío, la distancia y desear morir… ya.
Microrrelato finalista del concurso del programa Wonderland/RNE4 29/04/17
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