lunes, 22 de julio de 2019

LAS CUATRO Y DIEZ

   Desde hacía meses, ella siempre acudía a la misma sesión. Sola, acompañada por el silencio y la tristeza de su sonrisa. Compraba dos entradas para butacas que se encontraban en filas diferentes, una detrás de otra. Su aspecto se fundía con los clásicos en blanco y negro. Al acabar la proyección, mientras los títulos de crédito cubrían la pantalla, abandonaba la sala arrastrada por el paso cansino de sus pies. Siempre con la mirada atrás, como buscando un alma perdida. 
    Aquella tarde, nos extrañó no verla salir. Al encender las luces, la encontramos abrazada a la butaca delantera. Entre sus manos una nota que ponía: “¡Ay, amor mío, qué terriblemente absurdo es estar viva sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido, sin tu latido...!” 


Mi aportación al #VIERNESCREATIVO de Ana Vidal.
Relato escrito a partir de la fotografía de Karman Verdi


2 comentarios: