Lo había intentado muchas veces: en la cocina, en la ducha, que hay que ver cómo la dejó... Pero no, ella siempre llamando la atención. Tenía que ser en el salón.
Mírala, ahí está, inerte, y lo ha dejado todo perdido. Si al menos hubiese recogido las cuchillas de afeitar.
(microrrelato publicado en http://www.cincuentapalabras.com/ en Noviembre/15)
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