“No lo quiero más”, tras estas palabras lo arrojó al inodoro y soltó el agua de la cisterna, ella no pudo reprimir sus lágrimas, pero su madre le aplaudió, era tanto tiempo adicta a él.
Durante el día lo suplía con cualquier cosa que tuviese entre sus manos, pero por las noches el insomnio, la desesperación y el llanto se apoderaban de ella. Una noche no aguantó más, fue al dormitorio de sus padres, sabía que escondían alguno en la cómoda, se aproximó, abrió el cajón y allí estaba.
Por la mañana la encontraron, tendida sobre su cama, dormida, y sujetando con su boca un chupete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario