Diciembre. Han pasado tres meses desde aquella tarde en que me dijiste: Salgo ya del trabajo, enseguida llego a casa. Y la espera se hizo infinita… Siguen las náuseas y tu recuerdo me acompaña al despertar.
Febrero. Otro mes más. He ocupado tu sillón. Allí, envuelta en tu abrazo, me encuentro mejor.
Marzo. Vuelan los días. Esta madrugada noté una patada, como cuando tú te revolvías en la cama.
Mayo. Apenas te escribo, pero me sigo acordando de ti. Esta carga se está haciendo insoportable, pero ya falta poco.
Junio. Desde su llegada me absorbe todo mi tiempo, ahora llena tu vacío. He estado tan sola… pero quiero que, a pesar de tu ausencia, la primera palabra que diga sea: papá.
Muy bonito y triste. Esa viuda acunando el recuerdo, para ver luego al hijo apaciguando el dolor de la pérdida me ha emocionado
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo enorme .